TEALE, CHRISTOPHER
Las cárceles constituyen uno los escenarios donde la fantasía homosexual se ha desarrollado de manera más fructífera, dando lugar a un auténtico género literario. El confinamiento, la ausencia de mujeres, la promiscuidad, el dominio de los fuertes sobre los débiles, propician las relaciones sexuales entre hombres, muchas veces basadas en la coacción y la violencia. Una de las novelas más insólitas de este género es la que aquí presentamos, Tras estos muros, escrita en 1957 por un hombre que pasó más de la mitad de su vida entre rejas, y que se convirtió en un éxito arrollador de ventas. Narra la historia de la amistad entre «Tex», un preso multirreincidente y adulto, y «Red», un apuesto e inocente joven condenado a cadena perpetua por matar a su novia. Desde el día de su llegada, el muchacho atrae el interés de todos los lobos que pueblan la prisión, cuyos embates sexuales solo conseguirá eludir gracias a la protección y enseñanzas del adulto, que se siente perturbadora y silenciosamente atraído por él.
Tras estos muros, fue un texto muy valiente para su momento los muy conservadores años 50, en pleno macartismo, pues se atrevió a hablar, sin veladuras, del deseo homosexual en un ambiente carcelario. Y lo hizo con una visión sorprendentemente tolerante sobre el asunto, sin juzgarlo, huyendo de los discursos moralizantes en boga. El contraste entre el ambiente de violencia omnipresente en la prisión y la casta relación homoerórica de los protagonistas cargada de tensión sexual, pero también de sentimientos e incluso de romanticismo, humaniza y dignifica el vínculo entre ambos hombres.
Nunca hasta ahora había sido traducida al español.
Durante mucho tiempo no se supo quién se escondía tras el seudónimo de Christopher Teale, únicamente que era alguien que había pasado treinta y tantos años tras las rejas de una prisión. Solo en 2015, a casi 60 años de la publicación de esta novela, se supo que el nombre real de su autor era Frank Earl Fleck (1904-1970), un delincuente profesional que pasó la mayor parte de su vida adulta entrando y saliendo de diferentes prisiones, incluidas las de Alcatraz y San Quintín, por falsificación, robo a mano armada, posesión de estupefacientes (era adicto a la morfina) y otros muchos delitos, aunque ninguno de ellos de sangre. Comenzó su carrera criminal a los 15 años y pasaría más de treinta privado de libertad. En 1956 salió de Alcatraz y en el interregno hasta su siguiente detención, publicó su única novela, Tras estos muros, lo que significaría que posiblemente la escribió durante su estancia en la cárcel. Moriría en prisión, a la edad de 66 años, y su cuerpo fue donado a la Junta Anatómica para investigación científica.
