TEFFI
En 1918, muy poco después del inicio de la Revolución, la célebre escritora Teffi recibe una invitación a un evento literario en Ucrania. Acepta la propuesta con entusiasmo, sin adivinar que su viaje acabará cuatro años después en París, donde vivirá el resto de sus días en el exilio. En Kiev, ciudad ocupada por los alemanes, Teffi descubre un hervidero de energía y experimentación artística; pero cuando meses después la ciudad cae en manos de los nacionalistas ucranianos, huye hacia el sur, hacia Odesa, y luego al puerto de Novorosíisk, desde donde embarca finalmente hacia Constantinopla.
Considerada la obra cumbre de Teffi, estas memorias narran el periplo de los últimos meses de la autora en Rusia y Ucrania y reflexionan con humor sobre lo que significa decir adiós a un mundo. Un viaje frenético en compañía de la gente más variopinta, «personas corrientes y poco heroicas» que, como ella, se enfrentan con terror pero también con humor a los vaivenes de la Historia. El brillante ingenio de Teffi para la sátira y su profunda humanidad han hecho de ella una de las escritoras rusas más queridas del siglo XX.
«Una de las grandes escritoras de la Rusia de principios de siglo XX.» Simon Sebag Montefiore
«Nunca imaginé que unas memorias así pudieran existir. Teffi muestra su sabiduría con ligereza, observando tanto la farsa como la rareza en medio de la tragedia que acecha en este libro cautivador.» Antony Beevor
«Una obra extraordinaria que merece ser trasladada a la gran pantalla. Es a la vez un thriller y una inolvidable crónica personal de uno de los peores periodos de la historia de Rusia.» Catherine Brown (Literary Review)
«Teffi puede escribir en más registros de lo que podrías imaginar, y es capaz de ser desgarradora al mismo tiempo que muy divertida. No puedo recomendarla lo suficiente.» Nicholas Lezard (The Guardian)
«Serían unas memorias fascinantes en cualquier circunstancia, pero sobrecogen especialmente en el momento actual, con millones de ucranianos desplazados por un conflicto que es mitad tragedia, mitad farsa.» Sophie Pinkham (The New Yorker)