GIL GONZÁLEZ, NICANOR
Las situaciones más ridículas pueden llevar a cometer los crímenes más absurdos, crímenes como los que recoge Te tendré que matar, un conjunto de relatos y microficciones escritos en un tono gamberro e irreverente aderezado de un cínico humor negro que diluyen la realidad con fina ironía surrealista y cuya lectura deja atrás un poso de risas y reflexiones sobre el oscuro arte del asesinato. Los de Te tendré que matar son casos en los que no hay lugar para el arrepentimiento: los asesinos confiesan y explican los móviles que les llevaron a cometer sus despiadados crímenes buscando la indulgencia y la complicidad del lector, pues, ¿quién no ha tenido alguna vez impulsos matar?, ¿cuántas veces en nuestras vidas hemos refrenado nuestros bajos instintos? En cierta manera, todos somos asesinos en potencia.
Un libro lleno de muertes grotescas que el autor recomienda maridar con buen blues y la voz cavernosa de Tom Waits