RODAS RODAS, ANA MARÍA
Ana María Rodas (Ciudad de Guatemala, 1937) publicó su primer libro Poemas de la izquierda erótica (1973) con 36 años, una edad más que suficiente para amalgamar en una entrega la madurez, experiencia y el desenfado poético de las grandes óperas primas, lo que marcó desde su debut el resto de su carrera literaria, debido al impacto que generaría, no sólo en su país sino en toda Latinoamérica.
Por otra parte, todavía faltaban muchos años para que el debate sobre la igualdad de género pase de incipiente a imprescindible en la región, asimismo que, no era nada común que una mujer en aquella época cuestione tantas cosas abiertamente con ese grado de corrosión, reivindique tal número de peticiones aplazadas e inaugure una nueva forma de sensibilizar a los/as lectores/as.
Tal vez por eso, es que en su país se provocó tal alboroto apenas llegó a librerías, puesto que aquel primer libro parecía destinado a marcar a una generación y a adelantarse a la época en que fue escrito por su discurso rupturista. Cabe destacar que, el libro fue escrito en medio de la Guerra fría, en un momento que ambos bandos buscaban tener mayor influencia en la región. En ese sentido, Centroamérica siempre fue una zona de clara injerencia estadounidense en busca de su beneficio económico, acción que se vio contrarrestada con la Revolución Cubana apoyada por la Unión Soviética, lo que generó que sean años de constante tensión geopolítica y armada.
De hecho, Poemas de la izquierda erótica es un libro que, además de desafiar los cánones conservadores de una sociedad, objetó el rol que se le estaba dando a la mujer en ella en materias como la sexualidad, el embarazo, el matrimonio o la libertad individual. Y, por si fuera poco, generó una división dentro de la izquierda latinoamericana, al demandar la trascendencia de su labor al interior de la militancia que en aquellos años se extendía en prácticamente todo el continente. Pese a eso, se trata de un texto que crítica tanto a la izquierda como a la derecha política, al considerarlas incapaces de generar diálogos civilizados entre sí, propugnando el enfrentamiento armado, con consecuencias sangrientas como las dictaduras militares, guerras civiles y constantes golpes de Estado que vivió la región en la década del setenta. Es decir, de cierta forma, anticipó la violencia que en ese entonces apenas empezaba.
En una entrevista concedida en 2004 al diario La Prensa Ana María Rodas recordó el impactó que provocó el texto en la sociedad guatemalteca: «la gente se asombró, me criticó y demás, porque yo era mujer. Eso no debería ser, ni entonces ni ahora, pues la escritura se debe ver en función de su calidad, no de su origen creativo (si es de mujer o de hombre). Hablar de escritura de mujeres es una especie de machismo a la inversa. Se debería pensar si los versos tienen la validez dentro de la poesía en general, no podemos seguir haciendo esa diferenciación entre hombres y mujeres».
Poco después de la publicac