BARRIO, JESÚS
o que no está, de Jesús Barrio, es una parte, acaso la más importante, de lo presente. Sin un hueco, sin un vacío del otro lado, no existirían las aristas. Lo que no está es también una colección de doce cuentos en los que los personajes, unas veces como testigos y otras como actores, desfilan al borde de lo inminente. Aquello que no se ve pero que sin embargo los señala para dibujar el camino a una fatalidad de la que no pueden (o no quieren) salir.
En sus historias se adivina un equilibrio frágil, dentro del que los protagonistas aguardan un momento preciso: ese en el que algo, quizás ellos mismos, basculará a uno u otro lado para revelar lo que se encuentra más allá. A veces lo que no está es precisamente una parte de su propia realidad, llevando las historias hacia la luz cálida y desconocida de la ficción.
Por las páginas de Lo que no está pasan, entre otros, dos hermanos que viven juntos sosteniendo el peso del pasado, un grupo dando vueltas alrededor de unas sillas y al ritmo de la música, un animal muerto en la orilla de una carretera, unos vecinos cuyos días parecen querer imitarse, un intruso inesperado dentro de una fotografía, el reportaje de una isla fingidamente inédita o dos desconocidos ligados por el retrato de una mujer embarazada. Personas que, en un intento de encontrar una vida habitable, se comportan como las rayas de una cebra que se buscan en la manada para ser mancha.
Los personajes desencadenan la tensión que determina las dimensiones de sus propias historias. El espacio se estrecha o se mueve sin detenerse, mientras que el tiempo, como repite uno de los protagonistas que discurren por el libro, es una enfermedad mortal para la que, que se sepa, no existe cura.