CHIVITE, FERNANDO LUIS
«Cuando cumplió los ochenta, le compré un cuaderno muy bonito, un cuaderno de buen papel, con tapas duras, para que escribiera sus memorias. Los recuerdos de infancia y adolescencia, la juventud: toda esa cosa que suele haber ahí, toda esa mugre del alma. (
) Pero solo escribió cuatro garabatos. Y muchos nombres, eso sí. Eso es fantástico, siempre me ha intrigado. Se acordaba de todos los nombres. Los nombres de sus antepasados. La tía Blasa, el tío Serafín. El primo Alfredo, la prima Carmencita. La abuela Serapia, el abuelo Zenón, el bisabuelo Otilio, la bisabuela Nosequé. (
) No queda nada y quedan los nombres, es curioso. Es así. Los nombres y sus ecos. Que no significan nada, en realidad, los nombres: solo nombres. Serapia, Serafín, ¿qué significa eso? Nada. La tía Blasa, que vivía en San Sebastián, en un sexto piso sin ascensor y poco más. El abuelo Zenón, que se quedó mudo».
F. L. CHIVITE (Pamplona, 1959). Autor de las novelas Los seres indefensos (Libertarias, 1993), La tapia amarilla (Pre-textos, 1996), El viaje oculto (Bassarai, 2001), La fuga de todo (Bassarai, 2003), Insomnio (Acantilado, 2006), El invernadero (Baile del sol, 2016), Sebas Yerri, retrato de un suicida (Pamiela, 2018) y Cada cuervo en su noche (Pamiela, 2021). Así como de los libros de poesía La inmovilidad del perseguido (Pamiela, 1986), El abismo en la pared (Premio Gerardo Diego, 1996), Calles poco transitadas (Premio Ciudad de Irún, 1998) y Apuntes para un futuro manifiesto (DVD ediciones, 2009), todos ellos reunidos en Una cuestión de equilibrio (Luces de Gálibo, 2021). Ferdy el Viejo, en la colección de narrativa de papeles mínimos, es su último libro. También es columnista de periódicos.