VICENT, MANUEL
Las composiciones dedicadas a la actividad en la playa son probablemente la parte más conocida de la obra de Joaquín Sorolla (1863-1923). Realizadas siempre al natural (para el pintor, el verano suponía en realidad el periodo de más actividad), serán estas obras las que le reporten más éxito en sus exposiciones nacionales e internacionales.
Si bien sus primeras escenas se centran en las faenas del trabajo en la costa, subrayando la condición del mar como medio de vida, es sobre todo con las representaciones del descanso estival en la playa con las que más estrechamente se asocia su obra. Junto a su maestría pictórica, estas pinturas ofrecen también un interesante trasunto de la evolución que experimentó el entorno del mar en relación con las propiedades terapéuticas del baño y el nacimiento del veraneo como periodo de ocio y sociabilidad.
Los veranos de Sorolla nos acerca, a través de una cuidada selección de 40 obras, la mitad de ellas de pequeño formato, a las manifestaciones que estas nuevas ideas sobre el mar tuvieron en la obra y en la propia vida personal del gran maestro valenciano. En este sentido, la propuesta abarca tanto las escenas de la costa mediterránea, en las que predomina el aspecto lúdico del disfrute del mar, como en las ambientadas en la costa cantábrica, que transmiten el ambiente de los veraneantes de las clases altas de San Sebastián, Zarauz y Biarritz.