RUBIO, ÁLVARO
En las frías noches de Plasencia, una sombra acecha los muros de la catedral. Un clérigo aparece asesinado con una inscripción grabada en su piel: Lux in tenebris. Nadie sabe qué significa, pero el obispo Gutierre Álvarez de Toledo comprende que no es un simple crimen: es un mensaje. Y, este, puede cambiar el destino de la ciudad y la política de los Reyes Católicos.
Para evitar que el caso caiga en manos de la Inquisición, el obispo confía la investigación a Alonso de Herrera, un escribano culto pero venido a menos, con un pasado familiar marcado por la traición y la ruina. Alonso no tarda en descubrir que el asesinato está relacionado con un documento perdido: un tratado firmado siglos atrás entre la nobleza placentina y la Corona de Castilla, cuyo contenido podría reescribir el equilibrio de poder en todo el reino.
Las sospechas recaen sobre Sancha de Zúñiga, la orgullosa y brillante hija del duque de Plasencia, que lucha por restaurar el honor de su linaje tras la derrota de su padre en la guerra de sucesión. Alonso comprende que el peligro viene de más arriba
y que hay manos dispuestas a matar por ocultar la verdad.
Mientras la sombra del temido Fray Tomás de Torquemada se cierne sobre la ciudad, Alonso deberá moverse entre nobles, clérigos y espías, en un laberinto de traiciones donde la verdad es un arma mortal. Así, en un mundo donde el poder es ley, ¿qué precio está dispuesto a pagar por la justicia?
Plasencia, algo más que un escenario
En las páginas de El Legado del Rey, Plasencia no es simplemente el decorado de los acontecimientos. Es un personaje vivo, con voz, heridas y secretos. Su papel trasciende lo topográfico para convertirse en símbolo: desde la Casa de las Argollas hasta la Catedral, cada piedra respira memoria. La ciudad está muy presente en la novela, no solo con sus espacios físicos, sino también como parte de la historia y la identidad de los personajes, explica el autor.
Ambientada en los estertores del medievo y los albores del Renacimiento, la novela se mueve entre el testimonio y la intriga, el rigor documental y la seducción narrativa. En este sentido, Rubio logra un delicado equilibrio entre fidelidad histórica y una prosa que no renuncia al ritmo ni al lirismo.
Secretos, poder y herejía: una Castilla al borde del abismo
Regis Legatum se abre con una escena que parece preludiar una tragedia griega: la guerra sucesoria entre Isabel la Católica y Juana la Beltraneja, el juramento de fidelidad de la nobleza placentina y la posterior humillación bajo la nueva monarquía. A partir de ahí, Rubio despliega una trama coral donde destacan Alonso de Herrera, escribano de la catedral, y Sancha de Zúñiga, dama noble con sed de justicia, quienes descubren un manuscrito capaz de tambalear los cimientos de Castilla.
Hay herejía, Inquisición, crímenes rituales, traiciones políticas, persecuciones religiosas y pasadizos secretos. Pero también hay amor, compromiso ético y una tensión narrativa que no da tregua al lector. Todo ello, escrito con un respeto por la documentación y los detalles de época que delatan al lector voraz y al narrador riguroso.
Una novela para los que leen con mapa y con alma
Álvaro Rubio dirige su obra a los lectores que buscan algo más que una historia bien contada. Regis Legatum interpela a quienes disfrutan descifrando el pasado como forma de comprender el presente. A quienes, tal vez, tienen vínculos emocionales o vitales con Extremadura y encuentran en este libro un espejo literario de su tierra.
Hay ecos de La Catedral del Mar y de Los pilares de la Tierra, pero con una sensibilidad más intimista, más ligada al pulso concreto de la historia española. La novela invita a descubrir rincones, a releer acontecimientos y a reflexionar sobre la fragilidad de la verdad y la memoria.