KEATS, JOHN
Las Odas representan un lugar donde vivir, y donde conseguir, viviendo, algo de aquella maduración espiritual a que él se refería en otra carta en la que ve al mundo como una escuela, y al corazón humano no sólo como la cartilla usada en ella para el aprendizaje, sino como «la biblia del pensamiento, su experiencia, el pezón de donde mama su identidad». Con semejantes ideas, ¿cómo va a agotarse su poesía en una mera fabricación de lujo más o menos primoroso, cuando quien la escribe plantea al existir una exigencia tal? De ser solamente eso, no le serviría. No: es, en efecto, el producto, el destilado final de una experiencia en la que se juega todo el ser, el camino hacia una maduración espiritual que ha de conseguirse en lucha (en su caso, especialmente apremiante) contra la urgencia del tiempo.