DÍEZ TOCADO, RUBÉN
¿Qué prisionero no soñó alguna vez con escapar? Este libro lo instituyen pequeñas urbes de ribera, llanuras de soledad glacial y pueblos apergaminados por la sequía. El prisionero que los habita teme reconocer en ellos las mismas viejas formas de su espíritu. El paraje que nos rodea de la nota más nítida de nuestra condición, y resume con un golpe de viento la marea y zozobra de nuestras inquietudes. Así, los escenarios de este libro moldean los deseos, vacilaciones y costumbres de sus moradoresm y sustentan su mundo de ficción.