IYER LARS
Cuando el capitalismo salvaje y sus consecuencias: consumismo desenfrenado, idiotez generalizada, infantilismo mundial, destrucción de la Tierra ha ganado una partida que le aboca irremediablemente a su propia desaparición, no queda más que poner las esperanzas en las generaciones futuras. Liberarse desintoxicarse de la esclavitud capitalista y asumir un largo período de errancia y penuria en pos de una tierra que no veremos nosotros ni, quizá, nuestros hijos, sino los hijos de nuestros hijos. En Éxodo, Iyer despliega una auténtica disquisición socrática que se vale de enseñanzas ancestrales y de pensamientos de filósofos terminales para llegar a la única conclusión posible: no hay salida; por tanto, hay que irse si queremos conservar el último reducto aún no conquistado: el yo.