EYAL WEIZMAN
Durante los ataques contra ciudades palestinas que han tenido lugar en la última década, el Ejército israelí ha utilizado y desarrollado una táctica absolutamente inédita: en lugar de progresar por las tortuosas calles de los distintos barrios o campos de refugiados, los soldados avanzaban pasando de casa en casa, atravesando muros, suelos, techos, salones, habitaciones y cuartos de baño, sin pisar nunca las calles. De este modo se protegían del punto de mira de los combatientes palestinos y convertían los hogares de los civiles en el verdadero campo de batalla.
Esta táctica fue «conceptualizada» bajo el nombre de «geometría inversa» gracias al esfuerzo teórico y estratégico de una serie de generales de las Fuerzas Armadas Israelíes, tan influidos por las lecturas de Deleuze y Guattari como aficionados a citar a Debord y a Derrida. La táctica militar de la «geometría inversa» ha supuesto un espeluznante giro postmoderno en el ámbito de la guerra urbana, y una importante influencia para otros grandes ejércitos, como el británico, el australiano o el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. En este sentido, los territorios ocupados se han convertido en un laboratorio espacial donde se han testado técnicas de ataque, de ocupación y de control de la población que han sido exportadas posteriormente a lugares como Irak o Afganistán.
Este ensayo saca, por tanto, a la luz uno de los programas de investigación militar más extraños del Ejército israelí, así como sus devastadoras consecuencias.